
Conciencia vs subconciente
Si nos detenemos a reflexionar sobre estas dos creencias o conjeturas, nos damos cuenta de que son solo eso: utilizadas para organizar toda la imaginación sobre la mente. Pero no voy a hablar sobre estos temas más allá de que sean conjeturas; es un tema que alberga paradigmas que el ser humano nunca podrá entender con exactitud, ya que fue creado para adaptarse a los entornos que la vida impone sobre el ser humano. Destaco entonces que, en lo personal, como el humano, no debería enfocarse en entender la mente y su funcionamiento, o mejor dicho, cómo ve el otro, cómo percibe la realidad o cómo reflexiona. No es algo lógico ni debería ser cuestionable para diversos temas si lo que se quiere es encontrar una solución, como por ejemplo la "ideología de género", algo en lo cual no voy a profundizar, ya que mi postura es desde un punto de vista neutral, dando a entender un criterio que no todos podrían aceptar, ya que criticaría cómo son abordados estos temas y el mal ángulo desde el cual se perciben, y no es lo que quiero hablar, ya que cada sociedad (nación) tiene derecho a dejar ver la imagen por la cual se siente más segura y cómoda y el mejor ejemplo posible para que su futuras generaciones anden por los caminos mas idoneos para su estabilidad.
Entonces, en la brevedad, ¿a qué me refiero cuando hago mención del subconsciente y la conciencia? Haciendo énfasis en el enfrentamiento que se lleva a cabo en el inconsciente, dejo expuestas estas dos palabras, representando al mal como el subconsciente, una entidad que no tiene cuerpo propio ni voz propia, pero sí intereses e intenciones, utilizando la mente del ser humano para cumplir con sus planes. Por otro lado, la conciencia funciona como una protección para el ser humano, convirtiéndose en todo un misterio, abriendo infinidad de conjeturas sobre el yo interno, siendo el alter ego de la conciencia, poniéndonos a prueba; de aquí surge el libre albedrío, dejando en claro su neutralidad y cómo es una herramienta que no se la deja tan fácil a la fuerza oscura. Es aquí donde el mal se cierne contra la raza humana, por el simple hecho de que sus planes se vean perjudicados a futuro.
Entonces, ¿es correcto afirmar que Dios es dual?
Esta es una pregunta provocativa desde el punto de vista racional, pero aún no es lo que intento señalar, sugiriendo que esta dualidad puede estar vinculada a la lucha entre fuerzas opuestas que influyen en la experiencia humana. Sin embargo, esto no implica darle credibilidad a Satanás, ya que sería algo más incomprensible, dado que la conciencia es traicionera. No estoy insinuando que esto le otorgue validez a Satanás, simplemente planteo algo para reflexionar desde un punto neutral, sin forzar en algo que nos incentiva a sentirnos seguros.
La noción de una dualidad divina plantea interrogantes intrigantes sobre la naturaleza de Dios y su relación con las fuerzas opuestas que influyen en la experiencia humana. Es una pregunta que invita a la reflexión profunda sobre la complejidad de la existencia y las percepciones sobre el bien y el mal.
Al sugerir que esta dualidad puede estar vinculada a la lucha entre fuerzas opuestas, se abre la puerta a considerar que el cosmos es un escenario en el que estas fuerzas interactúan de manera constante. Sin embargo, la advertencia sobre la traición de la conciencia agrega un elemento de precaución, recordándonos que nuestras percepciones pueden ser engañosas y que entender completamente estos misterios es un desafío.
Es crucial destacar que esta reflexión no implica otorgar validez a las interpretaciones simplistas que asocian la dualidad con la maldad intrínseca. Al mencionar que la conciencia es traicionera, se subraya la complejidad de comprender los aspectos más profundos de nuestra existencia, sin caer en conclusiones precipitadas o aceptar teorías sin un análisis crítico.
El llamado a pensar desde un punto neutral sin forzar una creencia específica invita a la apertura mental y a considerar diversas perspectivas. En última instancia, se trata de explorar las preguntas sin respuestas fáciles y de reconocer que la dualidad, si existe, puede tener facetas mucho más complejas de lo que nuestra comprensión limitada puede captar.
En este proceso de reflexión, la búsqueda de seguridad puede llevarnos a examinar nuestras propias creencias, confrontar nuestras percepciones y, quizás, encontrar un terreno común en el cual la dualidad divina, si es que existe, se entienda de una manera que trascienda las limitaciones humanas y proporcione un mayor entendimiento de nuestra existencia.