Fe Espiritual

¿Qué es la fe para alguien espiritual? O, mejor dicho, ¿qué significa realmente este concepto de fe? Para muchos, será válido, pero para otros, simplemente un medio hacia la subordinación y obediencia. ¿Pero hacia quién? ¿Y para qué? Son preguntas que muy pocos se hacen al querer practicar esta supuesta creencia.
Permíteme contarte que la fe es sinónimo de confianza, que es equivalente a bondad y que surge de nuestra voluntad. Para muchos, puede ser percibida como incredulidad aprovechándose de personas vulnerables, burlándose irónicamente de este valor ético que se nos ha otorgado. Como dice el dicho: "La fe mueve montañas". Entonces, dicho esto, ¿fe en quién? ¿Y para qué ser fieles a alguien o algo si se nos olvida que primero debemos superar nuestras inseguridades y pruebas para así conseguir la fe, esa confianza que necesitamos para fortalecernos y superar nuestros obstáculos, metas y poder cumplir lo que no nos es arrebatado de una forma u otra? Con esto, no solo me refiero a la Iglesia Católica, va mucho más allá también. ¿Entonces, por qué menciono esto?
Tambien la fe es un viaje espiritual y personal que puede tener un profundo impacto en nuestras vidas. A medida que exploramos y reflexionamos sobre nuestra fe, es esencial recordar que esta no debe ser impuesta por otros, sino que debe surgir de nuestras experiencias, reflexiones y elecciones personales.
La fe puede ser una fuente de fortaleza y apoyo en tiempos de dificultad. Nos brinda la esperanza de que, incluso en medio de las adversidades, hay un propósito mayor que nos guía y nos sostiene. Sin embargo, es importante que mantengamos una mente crítica y cuestionadora, evitando ser víctimas de manipulaciones o abusos en nombre de la fe.
Además, la fe puede ser un puente que conecta a las personas en comunidades, permitiéndoles compartir valores, creencias y propósitos comunes. Al trabajar juntos como comunidad, podemos contribuir a un mundo mejor, donde la fe se convierte en un motor de compasión y servicio a los demás.
Lo dicho es para que cada oyente se dé cuenta de que la confianza va más allá de lo que pensamos o nos han hecho creer. Es el poder que nos han entregado para no prohibirle la entrada a ese misterio que vemos como una divinidad que llamamos vida, ese todo y nada que está lleno de magnificencia, esperando que lo dejemos entrar para combatir los males que nos acechan. Pero para eso, debemos superarnos no solo a nosotros mismos, sino también como comunidad, querer aportar ese algo, que para muchos es insignificante pero para otros, valioso. En última instancia, la fe es un aspecto fundamental de la experiencia humana, pero debemos abordarla con un equilibrio entre la confianza y la crítica, fomentando la unidad y el respeto mutuo en nuestras creencias espirituales, y buscando siempre la mejora personal y colectiva.
Espero que sepan entender el mensaje y que el despertar los acompañe hasta el último día de su vida, con amor y paz.